martes, 15 de septiembre de 2009

Pésame. L.A. de Cuenca


La verdad es que llevo algún tiempo esperando vuestro pésame. Efectivamente sí, he estado muerto, ha sido como cosa de dos meses, pero por desgracia para vosotros, poetastros, he resucitado. Y anuncio que pronto colaborarán nuestros nuevos y sorprendentes fichajes.


Comencemos pues. El poemita de hoy es de Luis Alberto de Mónaco, perdón, de Cuenca, que efectivamente existe. El poema es, claro, malo a rabiar, nuestros versos en los márgenes mejorarán en lo que puedan las letritas del poeta.

[Como siempre, nuestras glosas en los márgenes aparecen en cursiva]


Pasión, muerte y resurección de Propercio de Asís.
Gusano, capullo y mariposa de Alberto el conquense.


Sombras, Propercio, sombras, gavilanes
oscuros, imprecisos, niebla pura,
Sombras, Alberto, sombras, los devanes
oscuros que el porvenir te augura.
Cincha, brida y espuela. No profanes
el mástil del amor, la arboladura
del deseo, la ofrenda de los manes,
con la triste verdad de tu locura,
verso, brida y soneto. No te afanes
en ceñirte a los hombros la armadura
de este metro, con tantes ademanes
tu verbo Alberto se te contractura.
Cosmética, veneno, miel, divanes
y el perfume letal de la lectura.
Cosméticos (Loewe), cuando ganes
realzarán tus peores escrituras.
Conocerás un puente de cuchillos
la brisa del instante, el terciopelo
remoto como el torso de una diosa.
Se te ha ido cayendo ya el flequillo
y la brisa del instante, ya tu pelo
poco va a revolver, siempre insidiosa.
Sudor frío de muerte, tenues brillos
de Cintia envuelta en luminoso velo
y, al fin, la permanencia de la rosa.
Sudor frío de muerte, los cepillos
las tijeras y el peine están de duelo
y luce al fin tu calva esplendorosa.

5 comentarios:

  1. qué gran regreso qué punzante vuelta, hijo del verbo desde Francia... Yo te bendigo, digo

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  2. Efectivamente, Cuenca existe y no se peina como ese triste. Y tiene -Cuenca- 3 o 4 poetas (digo 3 o 4 porque alguno de ellos es como una mitad). Tú eres uno de ellos, Señor Blanco, el que más me gusta a mí, aunque el mejor -además de más joven- soy yo, como ya sabe toda la rotonda serrana... Y, si no eres de Cuenca, vete a Valencia, que allí pasas más desapercibido y aquí te me puedes envenenar de espíritu enconquesado. Te acompaño en el sentimiento, por cierto, aunque prefiero estar solo en mi nada, lugar al que ascendí después de arrojarlo, como dijera Girondo, todo por la borda (tampoco tenía mucho que arrojar).

    Soy el mejor poeta del mundo, por tanto. Pero congnio tu poesía envidio tus rizos, que me recuerdan a los del nuevo representante de Eurovisión.

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  3. Señor Blanco, acabo de comentarle hace un momento, pero no aparece mi intervención, así que me siento en la obligación de repetirlo para comunicarme o incomunicarme con usted.

    Le decía que, efectivamente, Cuenca existe, aunque no se peina como ese triste de la foto. Es más, en Cuenca hay 3 o 4 poetas (digo 3 0 4 porque alguno de ellos es como una mitad) y usted es uno de esos poetas (uno entero), el segundo más destacado después de mí, que, además, soy más joven; sí, el primero de toda la rotonda serrana soy yo, sin duda, pese a no estar censado en este pueblo.

    Si no es usted quien yo adivino que es, cuidado, no venga aquí... ¡o su espíritu correrá el peligro de enconquesarse! Si es de aquí, quédese o váyase, por ejemplo, a Valencia.

    Le acompaño en el sentimiento, por cierto, aunque prefiero estar solo en mi nada, lugar al que ascendí después de arrojarlo, como dijera Girondo, todo por la borda (tampoco había mucho que arrojar).

    También le pongo al tanto de que su poesía es admirable y que tal vez algún conspicuo colega en el futuro le haga justicia. Aunque no llegue al nivel de la mía, rubiete, su lectura me inspira.

    Por todo ello, reciba la sincera felicitación enmascarada del mejor poeta de la rotonda serrana, envidioso -eso sí debo confesarlo- de sus rizos, tan graciosos y naturales y sin fijador loewe.

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  4. La verdad, poeta, es que me encantaría leer esa poesía que afirmas, es mejor que la mía. Cosa que por otra parte, la verdad, no dudo. Pero me encantaría encontrar algo genuino y con carácter, así que, bueno pues lo dicho.

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